21 abril 2014

EL SÍNDROME DE FAUSTO

El síndrome de Fausto es un complejo entramado de síntomas psicopatológicos definidos esencialmente por la “bulimia intelectual”. Está relacionado conceptual y culturalmente con "la sed de saber" o "el hambre de conocimientos", modismos populares muy sugerentes para comprender la naturaleza de la enfermedad a examen.

Los sujetos que lo padecen poseen un deseo inmoderado o compulsivo de leer, estudiar y penetrar en todos los saberes humanos sin obtener de sus investigaciones ninguna gratificación existencial, antes bien y por contra, relatan una angustia profunda y continuada, sumada a una sensación de hastío vivencial que les mantiene sumidos en una importante desazón.


Suelen poseer una gran cultura, reglada oficialmente o no y, cuando sus recursos se lo permiten, están en posesión de enormes bibliotecas cuyo rasgo común es la discontinuidad temática de las materias allí presentes, signo fehaciente de un conocimiento errático, no lineal y estéril profesionalmente.

El sujeto es tan consciente de su superioridad discursiva, que no consigue experimentar placer alguno en la socialización, por entender que no halla interlocutores lo bastante capacitados como para estimularle a una interacción comunicativa positiva. Incluso el reconocimiento público de su erudición les provoca un notable fastidio, cuando proviene de personas que poseen un listón cultural inferior al suyo.

Parece indudable que muchas de las manifestaciones (histrionismo, narcisismo, insociabilidad, etc.) de este problema pueden ser encuadradas dentro del clúster B de los trastornos de personalidad.


En consulta, tienden a imponerse al terapeuta con una serie de argumentaciones lúcidas cuyo único objeto sería evaluar la capacitación del mismo, al que a menudo, y en efecto, dejan confundido dada la vastedad y brillo de sus observaciones. Este hecho dificulta mucho un tratamiento efectivo del síndrome.

Dadas las características de este trastorno, no suele haber implicación afectiva con el sexo opuesto y cuando la hay, es dificultosa y desgraciada.

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